José Antonio Almazán González
Según el presidente Vicente Fox, su iniciativa de reforma a los artículos 27 y 28 constitucionales no pretende privatizar la industria eléctrica nacionalizada. ¡La patria no se vende!, respondió molesto a un ciudadano mexicano que lo cuestionó en un acto público. Sin embargo, conviene contrastar sus dichos con los hechos, para situar sus verdaderas intenciones y develar lo falaz de sus afirmaciones. Veamos:
1. El párrafo sexto del artículo 27 constitucional establece: ''Corresponde exclusivamente a
La propuesta de Fox señala: ''Corresponde exclusivamente a
Salta a la vista la mutilación constitucional que pretende Fox: 1) desaparecer la exclusividad nacional sobre actividades sustanciales en la prestación del servicio público, definidas desde 1960; 2) dejar a una ley secundaria lo que es materia constitucional; 3) otorgar rango constitucional a la participación del capital privado en la generación, conducción, transformación distribución y abasto de energía eléctrica.
2. En materia eléctrica ni siquiera Salinas se atrevió a tanto. En diciembre de 1992, para cumplir los compromisos pactados en el Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos (TLCAN), se optó por una reforma a
En el Anexo 602.3 de dicho tratado el Estado mexicano se reservó la prestación del servicio público de energía eléctrica ''incluyendo la generación, conducción, transformación; distribución y venta de electricidad'' en términos de los artículos 25, 27 y 28 constitucionales.
Como se puede observar, la iniciativa foxista va más allá de lo pactado en el TLCAN e implica una revisión unilateral del mismo en beneficio del gran capital extranjero.
3. La derecha en el poder cree que es posible modificar la Constitución en cualquier sentido. Pero no es así. La historia del Congreso Constituyente de 1917 nos demuestra el sentido inequívoco con que fue creado el artículo 27 constitucional: 1) para establecer la propiedad originaria de
De ahí que la iniciativa foxista de reforma a los artículos 27 y 28 constitucional va más allá de la materia eléctrica. En los hechos se trata de destruir un pilar constitucional fundamental: la soberanía nacional en materia energética plasmada en el párrafo sexto del artículo 27. Por tal razón, la contrarreforma constitucional foxista en materia eléctrica se ubica dentro de los planes estratégicos geopolíticos del gobierno de Bush y de los lineamientos del Banco Mundial para el caso de México, para quienes soberanía y nación, además de antiguallas del pasado, constituyen firmes obstáculos en sus proyectos de dominación continental.
Publicado en el periodico La Jornada el 01 de Octubre de 2002.